Ahora toca existir un día sí, un día no, y así sucesivamente.

miércoles, 18 de septiembre de 2013

Aeropatines

   Vamos a ver: las interacciones que usualmente llevamos a cabo en Internet con otras personas son por medio de palabras. Digamos que uno está sentado delante del ordenador y de pronto se siente fascinado por las palabras de alguien. Pero las palabras son insuficientes, de modo que necesitamos rellenar los huecos vacíos con rasgos que obtenemos de nuestra propia imaginación.

   Y así es cómo construimos una perfecta e idealizada imagen mental de alguien. De alguien que no existe, claro. Pero lo más increíble de todo es que, si la fascinación es mutua, ese alguien también elabora su propia y maravillosa representación mental de ti, felizmente alejada del tipo que en ese mismo instante escribe mientras devora los restos de doritos que se le han colado en el teclado. 

   Y de este modo, llegamos a la siguiente situación, tan común en nuestros días: personas que no existen que se enamoran de otras personas que tampoco existen. 

   Pero enamoradas, al fin y al cabo. 

   No sé, puede que el futuro fuera esto. 

   Y no los aeropatines. 

   Vivir en la mente de otras personas, tener tantas vidas como personas se aventuren a imaginarte, siempre sigilosos, felizmente ignorantes, evocándonos a cada palabra con cariño, deseo e infinita benevolencia. 

   En fin: que le follen a los aeropatines.

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